lunes, 28 de marzo de 2016

OLAS DE VIDA

Amo el mar. No sé nadar, nunca me subí a un barco, pero amo el mar.
Respeto, admiración, adoración... No sé cual es la palabra exacta para definir lo que siento por el mar.
Sé que es algo sagrado,algo con lo que no se puede jugar así nomás.
Los días de invierno y de tormenta son mis preferidos, aunque parezca una locura.
Es cuando el agua está más linda, más embravecida... , más admirable.
Acostumbro bajar a la orilla en pleno invierno. Recargar mis energías, disfrutar el frío cuando las olas golpean con suave fuerza contra mis pies. Cerrar los ojos y oler el sabor del agua.
Sí, eso mismo, oler el sabor.
Saborear ese aroma.
Sentir el color de cada gota cuando salpica.
Tocar el cielo con los pies.
Ser parte de un mundo aparte, único e impredecible.
Es un mundo repleto de energía, olas de vida, capaces de limpiar y purificar el alma.
Siempre que puedan, déjense limpiar por el agua de mar.



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