lunes, 14 de marzo de 2016

INFINITO

Y en cada tropiezo
encontré tu consuelo.
A veces sin quererlo,
sin ni siquiera pedirlo.
Me encerraba en mí misma,
me olvidaba del tiempo.
Aprendí a quererme más,
a soñar en otros imposibles,
en los que ni siquiera había pensado.
Hoy me doy cuenta que te quiero,
porque siempre te quise.
Ahora te guardo en lo más profundo
del sentimiento que has generado.
Porque tu camino y el mío
ya estaban destinados a cruzarse,
tarde o temprano,
este año o hace ocho años.
En un segundo, con una simple mirada
o en unos meses, con mucho trabajo.
Y funciona porque es mutuo,
sino no valdría la pena su existencia.
Y funciona porque ni la distancia
ni el tiempo han logrado
cortar este sentimiento tan fuerte.
Es un amor que sí tiene razón de ser,
porque nació y creció con cariño,
con trabajo arduo de todos los días,
con lágrimas y con risas que
traspasaron el simple momento.
Es el amor de hermanos, sin tiempo,
infinito.




2 comentarios: