lunes, 14 de marzo de 2016

INFANCIA

Estos días de primavera,
en que el mundo 
se vuelve benevolente,
es cuando recuerdo mi infancia.
Sonidos, sabores y recuerdos
impregnan mi mente de nostalgia.
Ese momento de la vida
en que todo es distinto,
no existen preocupaciones
ni obstáculos que sortear.
Lo único que importa son
las horas de juego con Mamá
y las clases de cocina con la Abuela,
las tardes de siesta con la mascota
y las noches de jugar a la pelota con Papá.
Y la inocencia de esos primeros pasos
hacia lo que aún, ni siquiera era desconocido.
La gran pregunta que nos hacemos
es dónde queda esa inocencia.
¿Dónde quedaron esas risas de primavera,
y esas flores que atesoraba en el pecho?
Con el paso del tiempo,
uno comienza a ver la vida
con distintos cristales y tonalidades,
pero creo que es de común acuerdo
que la infancia es para todos
el momento exacto de vivir,
de disfrutar y soñar verdaderamente,
de luchar, con uñas y dientes,
para no perder nunca ese mágico momento,
aunque sea en el recuerdo.




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