lunes, 6 de febrero de 2017

GRACIAS POR TU ABRAZO

Te diría que es como las serpientes cuando cambian la piel. Sólo que en mi caso no cambio la piel, sino que simplemente cae todo eso que me hizo daño en este tiempo que no estuviste. Cae pedazo tras pedazo esa muralla que fui creando con tal de protegerme.
Se derrumba el dolor y la ansiedad, me olvido de todo y de todos. Vuelvo a creer y a crecer, aunque sé que después volveré a caer, pero eso es lo de menos ahora, porque estás aquí limpiando mi cuerpo. Sé que me estás ayudando a renacer y eso no se paga con nada, porque no tengo palabras para agradecerte lo mucho que logras en mí.
Por ejemplo, con sólo abrazarme, hacer caer toda esa pared de miedos, romper ese escudo que inconscientemente voy construyendo día tras día, noche tras noche, mientras te extraño. Y me siento tan dichosa de poder calmar mis llantos entre tus brazos, es realmente el único lugar en el mundo donde puedo sentirme plenamente en paz.
Por eso, cada vez que me dejo envolver por tus abrazos, cada vez que tu corazón y el mío laten al unísono, tan cerca uno del otro, tanto que podría jurar que ellos también se abrazan, no me queda más que una palabra que puedo decirte miles de veces y nunca cansarme de repetir: gracias. Gracias inmensas por protegerme de mis propios muros, de mis sombras y monstruos.
Gracias y gracias por todo lo que fue, por lo que es y por lo que va a venir.



domingo, 5 de febrero de 2017

LÁGRIMAS DE UNA FLOR

Hay una flor que espera
que acaricies sus pétalos,
uno por uno,
que la bañes de rocío,
que limpies sus lágrimas,
y beses sus frutos.
Hay un encuentro pendiente
entre tus manos y esa flor,
necesita de tus mimos,
de tus silencios
y de tus arrebatos de pasión.
Hay un susurro en suspenso
entre tus labios y los míos.
Palabras que aún no se han dicho,
versos que hay que escribir juntos.
Hay una flor que espera
que le digas al oído
palabras de amor.
Que le escribas cartas que le recuerden
el placer que alguna vez contigo sintió.
Ven a cuidar esta flor,
se entristece al saber que no estás,
y se pone inquieta al saber que volverás.
Ven pronto, por favor,
cuidemos juntos, nuestro jardín de amor.





10 DÍAS 

Vengo llevando la cuenta hace tiempo, tachando los días en el calendario, como los presos que esperan su libertad. Vengo llevando la cuenta y casi todos los días te dedico una imagen, una frase, y mis ganas de verte. Llevo la cuenta de los días que faltan, pero ya he perdido la cuenta de las lágrimas que cayeron y cayeron sólo por extrañarte. Y mientras, una pantalla es nuestro intermediario. Una pantalla y unos cientos de kilómetros separan nuestras caricias. Pero nada de eso nos impide tener tanta intimidad como si estuvieras aquí, piel a piel. Porque igual podemos charlar, reírnos, burlarnos uno del otro, rezongarnos, pelearnos por unos minutos para después volver a consentirnos. Esa magia sigue tan intacta como las primeras veces. Hoy taché el día como lo vengo haciendo hace más de un mes. Y caí en la cuenta de que sólo quedan diez días. ¡Sí! Un poco más de una semana, exactamente diez días.
Y sé que la noche anterior no dormiré, y sé que podré dormir con suerte dos o tres horas a la mañana para despertarme nerviosa, deseando hablarte para saber si está todo bien y si ya estás en camino. Y sé que tendré que romper mil barreras, como siempre, soportar los veinte minutos o media hora de viaje, muerta de los nervios de sólo pensar en abrazarte. Sé que bajaré del ómnibus temblando, distraída, sin saber a dónde ir, esperando verte a la distancia y aguantarme las ganas de correr, y sólo caminar un poco más rápido con tal de no demorar más.
Y sé que estarás allí, con esa sonrisa de bienvenida. Sé que te voy a abrazar hasta que me vuelva el alma al cuerpo, que te voy a besar hasta que no pueda respirar. Sé que te voy a mirar a los ojos en silencio, con la mirada húmeda y una sonrisa sin miedo. Y mientras acaricie tu pelo sabrás que en esos gestos te cuento todo lo que ya sabemos: que este amor no tiene tiempo, que este amor es puro fuego, que extrañarnos es sólo el comienzo de un camino juntos de cariño y deseo.
Sólo faltan diez días para verte de nuevo, mi amor… 




DESCRIBO Y ESCRIBO

Te escribo y describo siempre con las mismas ganas,
porque para mí nunca pasa el tiempo.
Te escribo y describo siempre que puedo,
para no olvidar todo lo que eres.
Escribo y describo nuestros encuentros,
sean cortos o largos, a veces distanciados.
Nunca ninguno ha sido superficial,
todos son íntimos y enriquecedores.
Escribo y describo tu cuerpo en mi mente,
tu cara, tu pecho y tus manos.
Qué lindo se siente saber
que no olvido los detalles de tu cariño.
Escribo y describo tus miradas hacia mí,
desde las más inocentes a las más atrevidas,
de las nunca frías a las totalmente abrasadoras.
Te escribo por las noches, cuando más te extraño,
cuando no me queda más que describir tu recuerdo.
Te escribo y describo un sentimiento perenne,
una flor que no se deshoja con el viento,
un secreto que guardo en el fondo del pecho.
Te escribo con la esperanza de que algún día
pueda describirte cuando estés aquí,
durmiendo a mi lado, abrazado a mis caderas.
Te escribo simplemente para decirte que te espero,
con mi corazón sediento de tus besos,
deseando que tú también, algún día
puedas escribir y describir,
mis abrazos en tu pecho. 




REGALO 

De todos los regalos que me has dado, lo más lindo son tus abrazos. Esa protección que creas cada vez que me envuelves, esa muralla inconsciente de sentimientos sin nombre.
Miles y miles de susurros inaudibles suceden entre tu corazón y el mío en ese instante; silencios que gritan después de tanto tiempo, lo que ambos ya sabemos. 
Es que la maldita distancia no sabe ni puede hacernos olvidar. Es imposible borrar tanto fuego, tantas ganas... tanto amor.
De todos los regalos que me has dado, lo más lindo son tus abrazos. Verte de pie esperándome y yo correr a tu encuentro. Dejar la vergüenza de lado, sonreír y entregarme a tu piel.
Es que has sido mi mejor regalo, y aunque no te haya pedido, te pediría mil veces más, con tal de que estés siempre conmigo. 




MI HOGUERA

Hace calor. Hace mucho calor cada vez que estás a mi lado. No pienso fríamente, no tengo claridad en mi mente. Me embrujas una y otra vez. Siempre. 
Saber ir discretamente por esos caminos que has inventado en mi cuerpo. Tus uñas han dibujado surcos, los cuales saber arar y cuidar. Mi espalda te pertenece hace tiempo.
Cada vez que te siento, es descubrirte como la primera vez. Con miedo, con vergüenza, con pasión, con cariño, con esmero y con amor. Sabes que mi piel se enciende sólo contigo.
Es mucho atrevimiento de tu parte querer darme tanto amor. No sé si lo merezca pero me hace bien. Me hacen bien tus piernas entrelazadas con las mías.
Me gusta estar así contigo, desearte tanto y tanto que no se precisen palabras. Soñarte tanto y tanto que no necesite soñar en nadie más.
Es que mis puntos débiles te pertenecen, conocer muy bien la llave de entrada a esta hoguera que provocas. Sabes que es difícil que se apague, que no va a morir pronto porque tiene razón de ser, tiene de donde alimentarse y sobrevivir.
Y es bueno saber que te tengo, pues mi inviernos se han convertido en primaveras, y mis veranos son la entrada al infierno dantesco, pero sé que es un fuego al que no le temo. Me gusta tu fuego y me gusta nuestra hoguera.
Me gusta el calor que provocas en mi alma todas las veces que me besas. 






UNA RÁFAGA

Quisiera ser a veces
un pajarito de mil vidas,
para recorrer tantas distancias
y tantos tiempos.

Quisiera entender también
por qué el tiempo corre,
se desliza, no permanece.
Siempre queda intacto.

Ojalá pudiera hablar con el tiempo.
Contarle los mil y cien versos
que mi almohada esconde,
y que tiene prohibido divulgar.

Quisiera ser a veces
el susurro furioso del viento,
poder silbar en los oídos grises
miles de colores para despegar el vuelo.

Quisiera ser capaz de olvidar
los malos ratos y las lágrimas de tantos dolores,
pero en el fondo me han servido
para ser lo que hoy soy.

Ojalá pudiera correr a tus brazos
en esta noche fresca de enero.
Quiero que sepas que extraño tu pecho,
ese que he prometido cuidar.

Por eso, quisiera ser a veces
un pajarito de mil vidas,
un susurro en la ráfaga,
un instante de tus sueños.