viernes, 16 de diciembre de 2016

CHISPAS

Recuerdo muy bien la primera vez
que te vi desnudo.
Las primeras veces que sentí tu piel.
Chispas, llamas, fuego.
Pasión irrefrenable,
a veces sin control, sin medidas.
Aquellas primeras veces
que tus labios
comenzaron a conocer mi cuerpo.

Sé que temblaba a menudo,
que no pensaba fríamente.
Sé que mis piernas tímidas
se amoldaban a tus tenues curvas,
que ahora encajan perfectamente
con mi silueta desnuda.

Sé que mis ojos interrogantes buscaban los tuyos,
a veces con miedo,
pero tu beso en mi frente
me devolvía la confianza.
Aunque no niego que me encanta
mirarte a los ojos en todo el trayecto.

Hoy sé que me fascina mimarte.
Apagar la luz mientras acaricio tu barba,
y entre las pocas sombras veo tus ojos en llamas.
Sé que me encanta morder tu cuello,
hacerte cosquillas y besarte el alma.

Sé que te gusta redescubrir mi piel,
ella que te espera ardiendo en deseo.
Y también sé que te enloquece
mi cuerpo de mujer inmadura.
Un reloj de arena que te gusta saborear,
sentir y respirar.
Un camino que te gusta recorrer
cada vez que me entrego a tu querer.

Lo bueno es saber
que nos seguimos gustando como esa primera vez.
también como la última vez,
pero todas las veces con la misma intensidad,
con la misma energía y la misma ilusión.
Lo bueno es saber
que cada vez que nos entregamos al amor,
el reloj de arena deja de funcionar
y se derrite en llamas
al vernos juntos.

Y luego, vuelve a empezar de cero,
siempre como la primera vez.
Siempre con el mismo placer.




PIEL Y ESPÍRITU

Volviste. Por fin volviste.
Mis piernas no responden,
creo que dejé de respirar.
No puedo creer que estés aquí.
Perdí la cuenta de los días
que extrañé tu piel.
Perdí la cuenta de los minutos
que añoré tu ser.

Volviste.
Por fin te tengo frente a mí.
No es un espejismo, no.
No es un sueño de esos
que me visitaba cada noche.
Eres tú, carne y hueso. Alma y cuerpo.
Piel y espíritu.

Volviste.
¿Qué esperas para abrazarme?
No demores más, te lo imploro.
Hay mucho sufrimiento acumulado aquí,
en el fondo del pecho.
Frío, frío y sudor frío corren por mi espalda.
Necesito tus manos tibias
para revivir mis caderas dormidas.

Por fin estoy entre tus brazos,
y al mundo se le escapa una sonrisa
al saber que estás de nuevo conmigo.
Volvió esa luz incandescente
que nos hace tan especiales.
Volviste al fin.
Por fin, ya estás aquí.




ESE MISTERIO

Es que,
pensándolo bien,
extrañar
es la forma más valiente
de amar.
Es saber que el otro está ahí,
a kilómetros,
queriendo abrazarte.
Mientras uno está acá,
recordando,
derramando lágrimas,
guardando besos.
Es que,
amar no es sólo
caricias y abrazos.
Es dedicarle sonrisas,
y sueños.
Es encontrar,
cada día,
un nuevo motivo
para sorprenderte,
sabiendo que el otro
es una caja de misterios,
es un sinfín de descubrimientos.
Amar es saber
que cuando estén juntos de nuevo,
cuando puedan abrazarse,
cuando puedan latir juntos a la vez,
el tiempo se va a detener,
lo necesario
y lo suficiente,
para que el mundo sepa
lo mucho que vale la pena
un amor valiente. 




Era el aroma de mis vacaciones. Me parece verla sentada en el banco de madera al lado del horno eléctrico, revisando cada cinco minutos para que no se pasara el tiempo de cocción. Y yo preguntándole cada otros cinco minutos: "¿Ya está listo? ¿Falta mucho?"
Ella siempre me contestaba con una sonrisa. Una sonrisa que delataba lo mucho que le gustaba cocinar para nosotros.
Me parece verla levantarse a las cinco de la mañana, aprontarse el mate y empezar a amasar, para luego, a eso de las diez de la mañana, ir al cuarto a despertarme para que ella se tomara un descanso, para después por la tarde poder seguir su arte.
Diciembre era su mes preferido... creo que aún lo es. El cumpleaños del abuelo, las fiestas...
Ella era feliz. Mi abuela fue y es feliz. Por eso nos daba el gusto de hacernos el pan dulce. No uno, hacía tres o cuatro... los que sus manos le permitían, pero los hacía con tanto amor y esmero, que podría hacer diez sin darse cuenta. Todo fuera por vernos contentos cuando llegaba Navidad y Año Nuevo.
Ahora comemos los pan dulces comprados, ricos sí, pero sin ese ingrediente que ella sabía agregarle. Mi abuela sigue aquí con nosotros, recibe Navidad y Año Nuevo con ganas, levantando la copa lo más que puede con sus temblorosas manos.
En el fondo todos extrañamos sus pan dulces, sus pizzas, sus budínes, pero lo que más extrañamos es verla caminar y bailar mientras cocinaba.

No me faltes nunca, viejita. No te vayas sin dejarme un último pan dulce... No te vayas nunca de aquí...




PELÍCULA DE DOS

Amo tu mirada.
Esos ojos castaños
se inundan de amor
cada vez que me miras.
Y la ternura me sube al pecho,
y mi pulso se acelera.
Parece que tiemblo,
pero no;
es mi corazón que quiere
salir de su escondite.

Amo tu sonrisa,
que siempre está presente
cuando estás conmigo.
Esos labios rojos
que ansío morder
en medio de cada beso.
Y podré darte millones de besos,
y aún así,
no existen medidas para demostrarte
todo lo que siento.

Y no pienses que estoy triste.
Mis lágrimas no siempre
son de tristeza.
Es tanta la felicidad
que provocas en mi mente,
que no puedo contenerme.
Lloro para agradecerte
por estas ganas de vivir,
por los descubrimientos juntos,
por el camino que viene.

Te amo a ti.
Aunque en ocasiones
quisiera no verte más,
olvidar que existes,
cambiar la página.
Pero esta película que protagonizamos
se reproduce en mi mente,
escena tras escena,
sonrisa tras sonrisa,
y reconozco como hemos crecido,
tomados de la mano
y con las almas abrazadas.

Amo tu valentía
de despertarte día a día
y volver a elegirme.
Yo también te elijo,
cada día con más amor,
cada día con más entrega,
y con total libertad.

Te amo con tantas ganas
y tanto esmero,
que espero me de la vida
para contarte cuanto te quiero.




VIAJE INFINITO

¡Qué ganas de verte, mi amor!
Es difícil contener las lágrimas,
y recordarte mientras me abrazo.
No quiero extrañarte,
quiero vivirte a cada minuto.
Quiero tu piel con la mía,
calentando a fuego lento
las cenizas del final del día.

¡Qué ganas de besarte, mi amor!
Mis labios están secos,
mi garganta implora en el silencio
por esas caricias
que hacen temblar mi pecho.
Muerde pronto, por favor,
estos labios que te esperan.

¡Qué ganas de tocarte, mi amor!
Me parece sentir entre mis manos
tus miembros firmes y protectores,
que rodean mi cuerpo desnudo,
y lo impregnan vigorosamente de cariño.
Abrázame cuanto quieras,
que es lo que más deseo.

¡Qué ganas de amarte, mi amor!
De sentir tu pecho agitado
mientras saboreo tu pasión.
De que me beses ferozmente
y que después no me logre levantar.
De que me digas al oído
mil y una picardías.
De que nunca termine
este viaje juntos
por este infinito mar.




HOY VUELVO 

Hoy vuelvo a ti.
Sedienta de caricias,
deseando tus dedos en mi pelo.
Podría mentirte.
Decirte que ya no me interesas,
que todo lo vivido
fue sólo un reflejo
de un inexistente espejo.
Pero no puedo mentirte.
No logro hacerlo.
Es que tus ojos
son siempre mi bálsamo
ante el desconcierto.
Es que tu sonrisa
se convierte cada día
en un tierno lucero,
que me guía con ganas
hasta tus brazos sinceros.
Hoy vuelvo a ti.
Ayer también lo hice
y no me arrepentí.
Hoy lo hago nuevamente,
sabiendo que es lo correcto.
Y sé que mañana
lo volveré a hacer,
con la certeza de saber
que eres todo mi universo.





TE ESPERO 

Las gotas golpean el vidrio, jugando inconscientemente carreras entre ellas. El marco de aluminio del ventanal las recibe una por una, con los brazos abiertos.

Y mientras, yo te espero.

Como la primera y como la última vez. Se repiten los nervios, las lágrimas al verte llegar, las sonrisas de los recuerdos, el sudor en las manos, los labios sedientos de ti…
No puedo explicarte lo que pasa por mi mente en ese breve segundo en que te vuelvo a ver. En el momento en que nuestras miradas se encuentran, en lo que tardamos en abrazarnos, en el instante en que siento tu corazón palpitar desesperadamente junto al mío.

Y yo te espero.

Con las mismas ganas de siempre, con la misma felicidad impregnada en la piel, con miles de besos que guardé desde la última vez. Porque, desde el momento en que te veo partir, comienzo a juntar besos, caricias, abrazos, miradas y atrevimientos para la próxima vez. Y aunque no te lo quiera decir siempre, muero de ganas por tener tu piel con mi piel, de poder tocar cada parte de ti, lo que veo y lo que no también.

Por eso te espero.

Horas, días, semanas… lo que sea necesario. Sólo con tal de verte, abrazarte, besarte y susurrarte al oído lo mucho que me gustas, lo mucho que te quiero, y todo lo que te amo. 




¿Y CÓMO LO DETENGO?

Es que a veces
el tiempo pasa muy rápido,
y hay que intentar 
detenerlo.
¿Y cómo se detiene el tiempo?
Con un suspiro,
de esos con los
que se vuelve a nacer.
Con una mirada,
que te deja sin aliento,
y temblando los pies.
Con un abrazo,
de esos que desarman
pero rearman
el puzzle vacío de piezas.
Con un beso,
esos que dejan marcas,
temblores...
y calores.
¿Cómo se detiene el tiempo?
Con una sonrisa,
llena de luz incandescente.
A veces también con lágrimas,
susurros y carcajadas.
Pero el amor sí detiene el tiempo.
A veces no lo suficiente,
pero lo logra frenar...
un poquito, un momento.
Un instante perfecto
para que puedas contar,
al mundo
o al silencio,
toda tu felicidad.
Esa felicidad que detiene mi tiempo
cada vez que tú estás.




ABRÁZAME

Abrázame.
La espera ha sido eterna.
Abrázame, por favor.
Con tus manos, con tus ojos,
con tu mente, con tu alma...
No importa, sólo abrázame.
Piel a piel,
frente a frente.
Antes de que el mundo se olvide de girar,
antes de que el sol no alumbre más.
Abrázame.
Abraza las lágrimas que caen por mi rostro,
abraza mis latidos,
mis suspiros.
Sólo abrázame.
Abraza mi mente alborotada,
mi cabello revuelto
y mis caderas que te extrañan.
Abrázame.
Como esas noches
cuando en sueños
nos encontramos secretamente.
Abrázame.
Sólo eso te pido,
sólo eso te imploro.
Abrázame
antes de que llegue la mañana.



domingo, 17 de julio de 2016


AMO

Amo besar tus ojos,
saborear tu piel
y perderme en tu pecho.
Amo morder tu sonrisa,
ser fiel a tus manos
y escuchar tus deseos.
Amo la sensación
de tenerte a mi lado,
y de tus manos aferradas a mi pelo.
Amo saber que estás ahí,
protegiendo mi alma,
vigilando mis sueños.
Amo saber que
los números de distancia y tiempo
no importan.
Amo recibir
tus labios en mi frente,
dándome el cariño
que creía perdido.
Amo soñarte cada noche,
perderme cada mañana
en el recuerdo de tus caricias.
Amo el ardor que crece en mi pecho
cada vez que te veo de nuevo.
Amo tu valentía de quererme,
amo tu sana locura
de elegirme cada día.
Amo tus días, tus noches,
tus amaneceres y atardeceres,
tus veranos, inviernos,
tus amores y odios.
Pero por sobre todo,
amo tu esencia.
Te amo a ti.
Te amo así.




RUMOR

Tengo algo que decirte,
con la mano en el pecho
y con la frente en alto.
Quería esconder ese rumor en mí,
olvidarlo,
enterrarlo.
No era propicio para mí.
No era mi momento.
Pero te lo tengo que decir.
En realidad,
te lo digo todos los días.
Por la mañana
cuando despierto,
por la tarde
cuando tomo un té y te recuerdo,
por la noche
cuando la almohada oye mis lamentos.

Tengo algo que decirte.
Algo que no sé si será bueno.
No sé si te lo tomarás en serio.

Te quiero.
Sí, te quiero.
Como el primer día,
como la primera tarde.
Como en la primer caminata
tomados de la mano.
Te quiero.
Me gustas,
como me gusta caminar
por la orilla en el invierno.
Como me gusta observar tu sonrisa
mientras me miras.
Como me gusta sentir tus manos
en mi rostro cuando me besas.

Pero, hay algo más.
Un pequeño detalle adicional.
Sonará apresurado,
incoherente.
Pero al fin y al cabo es la verdad.
Te amo.
Sí, te amo.
Como amo las gotas de lluvia
corriendo por mi cara,
como amo la dulzura
del aroma de la níspola.
Como amo
tus besos atrevidos
que no olvido y que tanto deseo.

Te quiero.
Te amo.

Podrás decir lo que quieras,
podrás echarme al olvido,
podrás borrar mi presencia.
Pero no podré dejar de decirlo.




¿Y LA LLUVIA?

Y la lluvia
trae recuerdos,
trae lágrimas
y suspiros.
Y el olor
a tierra mojada
revive mis células;
renacen mis sueños,
resurgen mis deseos.
Y la lluvia
trae pensamientos,
reflexiones profundas;
sonrisas mojadas.
Y el olor a vida
cuando camino en el barro.
El suave tacto
de las gotas
entre mis dedos.
Y la lluvia,
el petricor,
el aroma
de la vitalidad.
Y un nuevo renacer
en mí,
en mi cuerpo,
en mi mente.
Y un nuevo viaje,
sin rumbos ni mapas,
sin brújulas ni rutas.
Una travesía
entre las nubes.
Una caminata
con un paso
en cada relámpago.
Un sueño,
una lágrima,
una sonrisa.
Amor.
Y la lluvia.




CONFESIÓN

Debo confesar que no soy linda, 
pero sí lo soy cuando me miras.
Debo confesar que no soy perfecta,
pero sí lo soy cuando te tengo cerca.
Debo confesar que tengo miedos,
que desaparecen cuando tú apareces.
Debo confesar que soy cobarde,
pero dejo de serlo cuando escucho tu voz.
Debo confesar que amo tu sonrisa,
porque en ella encuentro mi sitio.
Debo confesar que todos mis problemas
se vuelven vacíos cuando tomas mis manos.
Debo confesar que no tengo remedio
pero tú eres mi mejor medicina.
Debo confesarte tantas cosas
porque sino muero en el intento.
Debo confesarte que te quiero,
y quiero confesarte que te amo.




"Desde antaño aprendimos a ver el mundo dividido entre norte y sur, siempre que el mapamundi no nos fuera puesto frente a los ojos patas arriba. En lo alto, el mundo iluminado que brilla con esplendor en la noche sideral al paso de los satélites, y abajo el mundo del subdesarrollo dominado por el hambre y la miseria, tragado por la oscuridad, donde la voracidad avanza desolando las selvas, y también el desierto avanza sobre la tierra fértil, y que piadosamente es llamado en los documentos internacionales, mundo en desarrollo. Y por si fuera poco, en los mapas escolares, Europa aparecía dibujada con lente de aumento, para que su poderío colonial se correspondiera con su poderío territorial. Esta fijación geográfica del arriba y abajo, arriba el norte, abajo el sur, vino a cimentar desde el siglo XIX no pocas ideas perversas para explicar el desarrollo y también no pocas ideas sumisas acerca del porqué de nuestra pobreza. Arriba la raza caucásica, dueña del talento para la organización y la disciplina, y sobre todo dueña de la inventiva necesaria para crear el progreso y arriesgarse a conseguirlo. Y abajo, los desordenados e indolentes mestizos, pobres por su propia culpa, levantiscos e incapaces de construir. Y por nuestra propia cuenta, los habitantes de este sur maldito empezamos a hacernos nosotros mismos la idea, también desde antaño, de que la imposibilidad de avanzar se hallaba en nosotros mismos, desheredados de talento y fortuna, y que por eso se necesitaban de urgencia las inmigraciones europeas. Había que trasegar el norte hacia el sur, olvidar nuestra carga de mestizaje, para poder merecer una oportunidad sobre la tierra.

Nos condenaba, además del mestizaje remoroso, el clima. Lástima no tener estaciones que se sucedieran de manera exacta a lo largo del año, y no el caótico desorden tropical de soles y lluvias, humedad y vapores malsanos exudados por selvas y pantanos, culpables de la indolencia sensual, y de ese erotismo de costumbres capaz de producir música y poesía, pero nunca iniciativas concertadas y constantes, claves de todo progreso. Y nosotros mismos aprendimos también a aceptar que el paisaje de junglas enmarañadas, tormentas imprevistas, ciclones y ríos demasiados caudalosos, era nuestro enemigo. Cuánta falta nos hacía la apacible caída de la nieve.

Nos inventamos entonces países de eternas primaveras y suizas centroamericanas en el trópico, y ansiamos frío y los leños encendidos en las chimeneas como asuntos cruciales para la redención de nuestros males. La nostalgia por las navidades blancas. Toda la parafernalia segundo imperio que entró en los salones, y la arquitectura neoclásica que marcó el perfil de los palacios presidenciales, los teatros y edificios públicos, vinieron a ser la consagración de esta devoción por el norte, como si también el transplante de decorados fuera capaz de obrar el milagro de entrar en el norte, sin movernos del sur. Por eso mismo, los techos de las mansiones victorianas en los villorios centroamericanos tuvieron el declive necesario para dejar resbalar la nieve. Las inmigraciones masivas ensayaron a convertir al sur en norte, como ocurrió en Argentina, por ejemplo, un sueño muchas veces derrotado por las dictaduras militares, el populismo y las crisis económicas sucesivas que han tenido la maléfica virtud de volver atrás el péndulo del desarrollo, ya cuando parece que su viaje hacia adelante es irreversible, de la riqueza a la pobreza y viceversa, desde los tiempos de Sarmiento. Y eso que los climas australes son capaces de producir nieve (...).

Un cataclismo permanente de la historia, donde abundan las exageraciones y las sorpresas más contundentes, hijos irremediables de la anormalidad, que hasta hoy solo ha sido útil en la literatura, y mientras más anormalidad, mejor literatura, desde los dictadores que han llegado a ser seres sobrenaturales, eternos en el poder, hasta la sociedad de los siglos, al juego más alucinante de contrastes, porque mientras sobrevive el paleolítico en lo hondo de las selvas y la sociedad patriarcal en los llanos ganaderos, visiones del pasado con sustancia real de presente, al mismo tiempo la modernidad, y aún la postmodernidad, nos asaltan en jirones y retazos para hacer más incomprensible el paisaje. El arado egipcio arrastrado por los bueyes al lado de las antenas parabólicas (...).

Pero no creamos en los espejismos que han sido fabricados para nosotros, y que nosotros mismos hemos ayudado a fabricar. En Bolivia, la región más rica y próspera es la del sur, la de Santa Cruz de la Sierra, que es más cálida, y la más pobre está al norte, la del altiplano, donde hace todo el frío que los viejos ideólogos sumisos veían como necesario para ser civilizados. Pobres de solemnidad hay en Nuevo León, en el norte de México, al lado de las usinas, como en Chiapas, al sur, done la pobreza viene a confundirse con la de Guatemala. El atraso es desigualdad porque la riqueza está mal repartida, haga frío o haga calor."

Sergio Ramírez; La insignia, Nicaragua; Julio, 2005




G.P.

Empanadas de cuatro quesos para un tarde espléndida. Ayer lo vi. 31 días nos separaron. Creo que esos días cada vez duelen menos, pero importan más. Son instantes que pasan, que me gustaría guardar en su alma.
Sé que habrá recompensa en su momento, ambos lo merecemos.
Empanadas de cuatro quesos, mientras lo miraba a los ojos y sonreía mi cuerpo, y el corazón gritaba desconsolado en su jaula. Volver a verlo es siempre un momento que viaja directo al baúl, allí, hondo en el pecho. Esas cuatro, cinco horas se me pasan volando, y me quedan cosas por decir…
Saber que está ahí, completando mi vida, alimentando mi espíritu, sonriendo ante nuestro recuerdo.
Empanadas de cuatro quesos para un Galgo y una Pata.
Para dos locos insolentes que desafían la distancia.



Eres la tierra que abriga mis raíces,
el calor que abraza mis horas de intemperie,
el agua que transita los pliegues de mis hojas.

Eres la canción que escucho mientras sueño,
el arpa que taño cuando el dolor florece,
el lienzo que pinto cuando el alba duerme.

Eres el aliento que surge de la calma,
el atardecer pleno que la memoria reclama,
y lo que me cura en fin, de la desesperanza.

Mariaje López

(Pintura: Oswaldo Guayasimín)



MAYO

Eres, 
el principio sin final
de esta historia
impredecible.
La sana locura
que se adueña
de mis neuronas.

Eres,
el suspiro de las olas
en mis noches de insomnio,
el abrazo del otoño
en el árbol de mi corazón.

Eres,
el diamante,
aquel perdido
en el fondo del recuerdo.
Las ráfagas de sueño
en mis brazos vacíos.

Eres,
eso que
trajo la marea
un mediodía de mayo.
Manos tibias
que curaron
toda mi alma rota.

Eres,
las notas de una melodía inédita,
los versos escondidos
en un baúl mojado,
las sonrisas de mis madrugadas
y la emoción de mis silencios.



MÁS ORGASMOS 

Hace poco compartí una foto de una puerta con un graffiti bastante interesante: "Más biblias, menos orgasmos".
Muchos se sorprendieron ante dicha foto.
Les contaré algunas cosas.
Para mí los orgasmos no son solamente en el plano físico y sexual. Para mí, hay orgasmos que se dan en la mente, en el alma, en el ser. Orgasmo le llamo a al vida, al despertar y al dormir. Al nacer y al morir.
Orgasmo no es solamente salir victorioso de un encuentro sexual, orgasmo es lograr conectar tu alma con la del otro en ese momento especial.
Un orgasmo esá presente en todo, y en todos.
En el amor de un animal, en el canto de un pájaro, en el frío de la mañana, en las caras de la luna, en los ojos de la familia, en la belleza de una flor, en el latido de los árboles, en el murmullo del viento, en el abrazo de un amigo, en la lectura de un libro, en la buena comida, en el beso con el amor, en el placer de una hoja escrita, en la satisfacciòn de hacer las cosas bien, en los momentos de risa, en la sal de las lágrimas.
Los orgasmos se logran todos los días, a veces con una simple mirada, con un solo "te quiero", con un "te amo" inesperado.
Y son intensos, tienen presencia y esencia, tienen comienzo pero nunca final, tienen donde esconderse cuando ven el miedo llegar. No le temen al miedo pero, simplemente, no lo quieren, no son buenos amigos. Si hay miedo, no hay orgasmos.
Un orgasmo para el alma no es difícil de hallar. Yo lo encuentro en mis escritos, en mis noches de lectura, en la satisfacción de saber que me fue bien en una entrega, en la emociòn de hablar con ellas para reìrme, en la dicha de hablar con él y sentirme protegida, en los saludos de mi perro cuando me ve llegar, en el amor de cada animal que me cruzo en el andar, en una larga caminata por la rambla después de clases, en una charla diferente con las olas del mar, en el latido inmenso del mundo en el que me gusta estar.



viernes, 20 de mayo de 2016

DICHA

Sigo pensando
y recordando
esa tarde.
En que tuve
la dicha
de probar tus labios.
Como dulce caramelo
te adueñaste
de mi boca,
y un murmullo
de deseos
se hizo eco
en mi alma.
Nunca olvidaré
el momento exacto,
en que perfumaste
el barro de mis ojos
y, con mucha calma,
te infiltraste
en mi sonrisa.
Y me alegra saber
que cada vez
que te veo,
que te toco,
que te siento,
esa emoción
se vuelve a hacer presente.
Esa sensación
de paz
me vuelve a invadir.
Y agradezco
cada vez
que miro tus ojos,
agradezco
cada vez
que siento tu piel.
Y te agradezco a ti,
mi amor,
los instantes,
los suspiros...
En pocas palabras,
el amor,
que me dedicas
día a día.




martes, 17 de mayo de 2016

ÍNFIMO
Hoy te vi.
Después de días, horas
y segundos.
Después de madrugadas
y desvelos matutinos.
Hoy te vi, caballero mío.
Con tu andar de elegancia
indiscutible,
con tu sonrisa pronta
para transformarse
en un beso.
Hoy te vi, con la mirada
triste por la espera,
pero con el corazón alegre
por el reencuentro.
Y tú me viste.
Corriendo desesperada a tus brazos,
deseando oler tu perfume,
dejando de lado, por un rato,
mis miedos,
y entregándote
todas mis virtudes.
Me viste.
Con ojos empañados de alegría,
saltando de júbilo
al ver tu figura serena.
Hoy nos vimos.
Con la misma pasión
del primer encuentro,
con la misma osadía
en cada caricia.
Hoy nos vimos
y prometimos volver a vernos,
cada noche,
en ese ínfimo segundo
entre que la luna cierra los ojos
y el sol abre los suyos.


MUCHO
Te extraño mucho.
Ya no sé cómo decirlo,
ya no sé cómo gritarlo.
Se lo cuento al viento
pero no te lleva el mensaje.
Se lo cuento a la lluvia
pero sólo se convierte en mis lágrimas.
Te extraño mucho.
Hay miles de sonrisas
que te quiero dedicar,
hay miles de suspiros
que debes escuchar.
Hay millones de besos
que te quiero dar.
Te extraño mucho.
Y te extraño más
cuando sé
que estás por llegar.
Porque la noche anterior
ya siento cosquillas
por todo el cuerpo.
Porque esa misma mañana
me despierto antes
de que suene el despertador.
Y recostada contra mi almohada,
sonrío,
recordando, reviviendo.
Te extraño mucho.
Tanto que cuando te veo
no quiero soltarme
de tu abrazo.
No puedo dejar de escuchar
tus latidos acelerados.
No puedo dejar de mirar
tus ojos iluminados.
Te extraño mucho, amor.
Te extraño.


sábado, 7 de mayo de 2016

ATRIBUTO

Mi mejor atributo es quererte. No es un juego planeado, tampoco una estrategia de seducción. Simplemente, es lo que hago inconscientemente. Quererte, así como creo que tú me quieres a mí. Soñarte sin límites, tanto con los ojos cerrados como abiertos.
Abrazar tu sombra, cuando no te encuentras a mi lado. Besar tu perfume antes de rendir mis ojos ante el sueño. Palpitar tus pensamientos, con una sintonía magnífica.
Mi mejor atributo es quererte. Quererte porque no tengo remedio. Porque tú y tu mente se dedicaron a desequilibrarme. Moverme el piso cuando no lo pretendo. Me rendí ante tus besos y, ahora, no puedo vivir sin ellos. No puedo ni quiero. 
No puedo ni quiero dejar de quererte, porque mi mejor atributo es quererte.




DE NUESTRO AMOR Y DESEO

Me pregunto por qué te quiero.
Pero debería preguntarme por qué no te quiero.
Es una pregunta difícil
que no sé contestar con palabras.
Si quieres, te lo explico con un beso,
de esos que sólo tú y yo conocemos.
Mis lágrimas en tu cuello
es ese abrazo inmenso.
La felicidad es parte de nuestro juego
imposible de seducción.
Tus ojos y los míos sonríen
cada vez que se cruzan.
Hay un beso en mis labios
esperando que lo pruebes.
Quiero que enloquezcas mis neuronas
de la misma forma que alborotas mi cabello.
Sentir esos escalofríos en la espalda
cada vez que tu mano toca mis labios.
Esperarte cada noche es un suplicio.
Tu sudor y el mío aún no tuvieron
el bello placer de conocerse.
No esperemos más
para que las cosas impostergables sucedan.
Hay un espacio finito entre tu boca y la mía.
Y hay un paraíso que, con nuestros besos,
le daremos aliento para que siga existiendo.




viernes, 6 de mayo de 2016

OLIMPO

Nuestros dedos se abrazan,
y el fuego graba
nuestros nombres en el cielo.
En el Olimpo los dioses
bendicen nuestros corazones rotos.
Cada minuto sagrado
es bañado por el rocío
que emanan nuestras almas.
Los ángeles, contentos,
sonríen ante el cariño.
Me sonrojo ante su presencia
y le ruego al miedo que se escape.
Me cuelo en tus pensamientos,
y en un susurro, inaudible
para el resto de las almas,
te hago conocer
mis más profundos sentimientos.
Te quiero.


BENDICIÓN

Me es difícil sonreír
ante tanta injusticia,
por parte de la gente hipócrita
que no sabe cómo vivir.
Cada lágrima que cae
en la cara de un niño indefenso,
nos debería obligar a pensar
lo poco que nos queremos.
El mundo no se rige
por lo que podemos comprar o tener,
deberíamos tener más en cuenta
lo que tenemos para dar.
Dar lo que poseemos
si realmente no lo precisamos.
Es un simple acto de humildad
que ensancha tu corazón de amor.
No es necesario hacerte ver
ante quienes, conociéndote, no te valoran.
Es mejor que te agradezcan quienes,
sin conocerte, bendicen tu alma de compasión.


martes, 3 de mayo de 2016

UNIÓN 

El síndrome de la hoja en blanco
me ataca frecuentemente.
Es una sensación extraña,
angustiante,
incoherente.
No consigo unir
mis pensamientos,
se mezclan entre ellos,
se hacen uno sólo,
pero son heterogéneos.
El síndrome de la hoja en blanco,
atormenta en ocasiones
mis noches.
El insomnio se encarga
de mantener
esos pensamientos trabajando.
Y como un martillo
golpean y golpean,
intentan salir, correr,
pero ellos no pueden,
y yo tampoco.
El síndrome de la hoja en blanco,
es como una limpieza a fondo.
Es agotar todos los recursos
para, al final,
no encontrar nada,
o muy poco,
pero nada de lo que busco.
Sólo para plantar raíces
de futuros árboles
que, supongo, serán
futuras hojas escritas,
futuras uniones de pensamientos.


jueves, 28 de abril de 2016

ESTOY AQUÍ PARA TI 

Te encuentro solitario
en este pedazo de mundo.
Las luces de neón se han apagado,
y tu mirada azul sólo encuentra
pequeños destellos de lejanas luciérnagas.
Las nubes pintan de tono violáceo
esta noche infinita que refleja tus ojos.
Parece que no hay consuelo para ti
en estas líneas que te escribo.
Tampoco pretendo que lo sean.
Pero quiero que sepas
que a cada minuto que pasa,
la belleza del universo 
sigue su camino sin que te des cuenta.
Tus lágrimas son parte del
pedregoso camino que debes recorrer.
Cada tropiezo, es una nueva oportunidad
para poner a prueba tus mejores dones.
Tu vida pasa a ser más hermosa
en el preciso instante en que
la miras con otros ojos.
Y yo, seguiré aquí,
aunque no te des cuenta,
para fortalecer tu valentía
y recordarte que te quiero.




miércoles, 27 de abril de 2016

TE REGALÉ UNA ROSA

Te regalé una rosa,
que salió de mi corazón.
Sólo a ti te la entregué.
Te pedí que la perfumaras,
Que lo hicieras a tu gusto.
Pero con la única condición
De que no arrancaras ni lastimaras
Ningún pétalo de ese amor.
Te regalé una rosa,
Para que alegraras tu jardín.
Le quité las espinas
Para que no te lastimara.
Pero no aprovechaste esa oportunidad.
No te pareció necesario perfumar esa rosa.
Ella, inofensiva, esperaba ansiosa
Tus caricias en sus delicados pétalos,
Tus besos en cada gota de rocío.
Pero no lo hiciste.
Tu orgullo fue mayor que
El grito de socorro de esa rosa mía.
Ahora ella, ofendida como nadie,
Ha hecho crecer sus espinas nuevamente.
Un simple paseo por su tallo
Te recordará, insensato,
Las lágrimas que alguna vez
Derramé por ti.