viernes, 16 de diciembre de 2016

CHISPAS

Recuerdo muy bien la primera vez
que te vi desnudo.
Las primeras veces que sentí tu piel.
Chispas, llamas, fuego.
Pasión irrefrenable,
a veces sin control, sin medidas.
Aquellas primeras veces
que tus labios
comenzaron a conocer mi cuerpo.

Sé que temblaba a menudo,
que no pensaba fríamente.
Sé que mis piernas tímidas
se amoldaban a tus tenues curvas,
que ahora encajan perfectamente
con mi silueta desnuda.

Sé que mis ojos interrogantes buscaban los tuyos,
a veces con miedo,
pero tu beso en mi frente
me devolvía la confianza.
Aunque no niego que me encanta
mirarte a los ojos en todo el trayecto.

Hoy sé que me fascina mimarte.
Apagar la luz mientras acaricio tu barba,
y entre las pocas sombras veo tus ojos en llamas.
Sé que me encanta morder tu cuello,
hacerte cosquillas y besarte el alma.

Sé que te gusta redescubrir mi piel,
ella que te espera ardiendo en deseo.
Y también sé que te enloquece
mi cuerpo de mujer inmadura.
Un reloj de arena que te gusta saborear,
sentir y respirar.
Un camino que te gusta recorrer
cada vez que me entrego a tu querer.

Lo bueno es saber
que nos seguimos gustando como esa primera vez.
también como la última vez,
pero todas las veces con la misma intensidad,
con la misma energía y la misma ilusión.
Lo bueno es saber
que cada vez que nos entregamos al amor,
el reloj de arena deja de funcionar
y se derrite en llamas
al vernos juntos.

Y luego, vuelve a empezar de cero,
siempre como la primera vez.
Siempre con el mismo placer.




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