martes, 7 de abril de 2015

Sería poco pedirme perdón.
Creo que no lo mereces.
Fue capricho del destino
no soñarte como tú lo querías.
Ahora que lo pienso,
me pregunto si fue
realmente necesario
lo poco que te di.
Confesaste no haber
sentido nada, en ese
mínimo instante de tu vida.
Lamento no poder decir lo mismo.
Porque permitir que alguien
acceda a tu alma,
aunque sea por un segundo
es más doloroso que desnudar tu cuerpo.
Y cuando ese instante
se vuelve sufrimiento en el recuerdo,
es porque nada será igual
para un corazón roto.
Joanna M.

No hay comentarios:

Publicar un comentario