martes, 30 de junio de 2015

Allí va ella,
con sus negros
zapatos acordonados
sin lustrar,
con el azul
alineando su figura.
Con ese paso acelerado
pero atento
a los detalles.
Allí va ella,
un ratón de biblioteca,
siempre con un libro
en el pensamiento
y con otro bajo el brazo.
Con una sonrisa
en los labios
ante los recuerdos
y ante el amor de un animal.
Allí va ella,
un alma rota en el tiempo,
que intenta reconstruir
los fragmentos que
están por el suelo.
Una pluma descolorida
que el viento lleva
en el remolino.
Allí va ella,
con un corazón
tan grande que
no entra en su frágil cuerpo.
Con los sentimientos
a flor de piel,
y una lágrima
en el tintero lleno.
Con sus ojos color café
que despiertan al mundo
ante cada mirada inquieta.
Allí va ella,
un susurro de historias
oculto en su cabello enredado.
Un minuto de silencio
que se extiende por el cielo.
Una luz que brilla
solamente
para aquellos
que la quieren ver y sentir.
Allí va ella.
Camina, observa, llora,
sonríe y escribe.
Dueña de palabras,
libre de amarras.
Sólo la detienen
algunos prejuicios
o circunstancias.
Pero está aprendiendo
a soñar,
quiere aprender a vivir.
Y ya es momento,
de que nada,
ni nadie,
la detenga más.

Joanna M.



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