viernes, 31 de marzo de 2017

TU GOLOSINA 

A quien no le gustaban los caramelos de niño. A quien no le fascinaba la idea de encontrar una bolsa llena de golosinas esperando encima de la cama al volver de la escuela. 
Ay, la infancia. ¡Qué tiempos de inocencia e ingenuidad! De no saber a veces lo que se estaba haciendo, pero estaba bien y punto, y eso era lo importante. Porque a medida que crecemos todo comienza a estar mal, no para nosotros, pero sí para los demás. Y en el afán de “portarnos bien”, de dar el gusto, dejamos de lado eso que traemos con nosotros mismos, eso que ya conocemos pero no sabemos a ciencia cierta que poseemos. Ese libre albedrío que tenemos y sabemos que está bien. Por eso, la vida es como un caramelo. No a todos les gustan tus decisiones o actos, porque no a todos les gustan los mismos caramelos que a ti. Y esos caramelos que para ti son horribles, para otros serán sus preferidos.
Y mientras para ti ese caramelo es bien dulce, para otros es muy amargo o viceversa. Pero eso es lo de menos. Porque mientras ese caramelo te guste a ti, no importa el resto de los caramelos. Esa es tu golosina. 





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